Vamos a la cama...
que hay que descansar...
para que mañana...
podamos madrugar.
Cuando era muuuuy pequeña, tan pequeña que esta anécdota
la se porque me la contaron, odiaba a la familia Telerín.
Cuando sonaba la canción, mi madre me mandaba a la cama,
así que en cuanto aparecían en la pantalla, caminando en fila índia,
yo me daba la vuelta y me ponía de espaldas a la tele.
Era magia, si yo no lo veía, no existía.
PICARDIA INOCENTE...