lunes, 22 de agosto de 2011

De Maripepas y gallinas...


"Rebelión en la granja"



"El señor Jones, propietario de la granja Manor,
cerró por la noche los gallineros, pero estaba demasiado
borracho para recordar que había dejado abiertas las ventanillas.
Con la luz de la linterna danzando de un lado a otro cruzó el patio,
se quitó las botas ante la puerta trasera,
y se fue derecho a la cama, donde ya roncaba la señora Jones.




Apenas se hubo apagado la luz en el dormitorio,
empezó el alboroto en toda la granja.
Durante el día se corrió la voz de que el Viejo Mayor,
el verraco premiado, había tenido un sueño extraño la noche anterior
y deseaba comunicárselo a los demás animales.
Habían acordado reunirse todos en el granero principal
cuando el señor Jones se retirara.




El viejo Mayor (así le llamaban siempre,
aunque fue presentado en la exposición bajo el nombre de Willingdon Beauty)
era tan altamente estimado en la granja,
que todos estaban dispuestos a perder una hora de sueño
para oír lo que él tuviera que decirles.




En un extremo del granero principal, sobre una especie
de plataforma elevada, Mayor se encontraba ya
arrellanado en su lecho de paja, bajo una linterna
que pendía de una viga. Tenía doce años de edad
y últimamente se había puesto bastante gordo,
pero aún era un cerdo majestuoso de aspecto sabio y bonachón,
a pesar de que sus colmillos nunca habían sido cortados.




Al poco rato empezaron a llegar los demás animales
y a colocarse cómodamente, cada cual a su modo.
Primero llegaron los tres perros, Bluebell, Jessie y Pincher,
y luego los cerdos, que se arrellanaron en la paja delante de la plataforma.




Las gallinas se situaron en el alféizar de las ventanas,
las palomas revolotearon hacia los tirantes de las vigas,
las ovejas y las vacas se echaron detrás de los cerdos
y se dedicaron a rumiar. Los dos caballos de tiro, Boxer y Clover,
entraron juntos, caminando despacio y posando con gran cuidado
sus enormes cascos peludos, por temor de que algún animalito
pudiera hallarse oculto en la paja.




Clover era una yegua robusta, entrada en años
y de aspecto maternal que no había logrado recuperar la silueta
después de su cuarto potrillo.
Boxer era una bestia enorme,
de casi quince palmos de altura y tan fuerte
como dos caballos normales juntos.
Una franja blanca a lo largo de su hocico le daba un aspecto estúpido,
y, ciertamente no era muy inteligente,
pero sí respetado por todos dada su entereza de carácter
y su tremenda fuerza para el trabajo.




Después de los caballos llegaron Muriel, la cabra blanca,
y Benjamín, el burro.
Benjamín era el animal más viejo y de peor genio de la granja.
Raramente hablaba, y cuando lo hacía,
generalmente era para hacer una observación cínica;
diría, por ejemplo, que
"Dios le había dado una cola para espantar las moscas,
pero que él hubiera preferido no tener ni cola ni moscas".
Era el único de los animales de la granja que jamás reía.
Si se le preguntaba por qué, contestaba que no tenía motivos para hacerlo.
Sin embargo, sin admitirlo abiertamente, sentía afecto por Boxer;
los dos pasaban, generalmente, el domingo
en el pequeño prado detrás de la huerta, pastando juntos, sin hablarse.




Apenas se echaron los dos caballos,
cuando un grupo de patitos que había perdido la madre
entró en el granero piando débilmente y yendo de un lado
a otro en busca de un lugar donde no hubiera peligro de que los pisaran.
Clover formó una especie de pared con su enorme pata delantera
y los patitos se anidaron allí durmiéndose enseguida.




A última hora, Mollie, la bonita y tonta yegua blanca
que tiraba del coche del señor Jones,
entró afectadamente mascando un terrón de azúcar.
Se colocó delante, coqueteando con sus blancas crines
a fin de atraer la atención hacia los lazos rojos
con que había sido trenzada.




La última en aparecer fué la gata,
que buscó, como de costumbre, el lugar mas cálido,
acomodándose finalmente entre Boxer y Clover;
allí ronroneó a gusto durante el desarrollo del discurso de Mayor,
sin oír una sola palabra de lo que éste decía.




Ya estaban presentes todos los animales excepto Moses,
el cuervo amaestrado,
que dormía sobre una percha detrás de la puerta trasera.
Cuando Mayor vio que estaban todos acomodados
y esperaban con atención, aclaró su voz y comenzó:".....





"Rebelión en la granja" George Orwell

PD  Al dibujo de las gallinas que sale en la cuarta foto,
le tengo mucho cariño, porque me lo hizo
 mi cuñado Mario.
¿A QUE ES UN PEDAZO ARTISTA?